domingo, 15 de mayo de 2011

Si se mira desde el principio, uno no hubiera apostado ni una ensalada de lechuga a que de allí pudiera salir algo con vida.
Si se mira desde mitad del proceso, uno no imaginaría que el inicio fue tan tedioso y oscuro.
Si se mira desde ahora, uno no imagina que será del porvenir.

Si no hubiéramos intentado, quizás nos hubiéramos quedado con las ganas de saber qué hubiera nacido de todo este terreno.
Si nos hubiéramos limitad a mirar, sin hacer, no podríamos afirmar que cambiamos el destino fatídico de cada vida que germinó.
Si no hubiéramos puteado en cada paso del proceso, no hubiera sido tan gratificante ver crecer cada semilla plantada.
Tiene su lógica que haya valido tanto esfuerzo.
Porque también tiene lógica verte sonreír mientras caminas por el pasillo que divide la papa de la lechuga.
Y tiene sentido haber cargado cada balde porque el agua te iluminó cada recreo que aprovechás para regar la remolacha.
No me arrepiento de todas las puteadas. Ni de las caras largas. Ni siquiera me arrepiento de haber iniciado todo esto, nuestro.

1 comentario:

  1. no estoy pudiendo dar con la palabra que inspira el brote, si acaso tengo una. Por lo pronto una sonrisa imaginable. ah! la fuerza de la vida y de las generadoras de vida.

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