sábado, 12 de mayo de 2018

El (relativo) paso del tiempo

Que el tiempo pase es inevitable;
cómo pase el tiempo, es relativo.
Yo sigo sentada en este, mi vueno (no tan nuevo) sofá desde hace ya cuatro meses, los cuales han pasaro l e n t a mente rápido, y últimamente han comenzado a enrapidecerse aún más lento.
Es una cuestión de perspectiva, como todo en este redondo rincón.
Ahora parece ser que estamos llegando a la quasi mitad de esta quasi experiencia única e irrepetible.. (venga, dejñemonos de ironías)
Tú siempre muy a tu rollo, a tu lloriqueo inicial y delicia final. No piensas cambiar más, ¿no?
Pues a lo que iba.
Ahora empiezan a florecer los museos, los fuorisalones, los balcones con plantitas verdes y las sonrisas des las gentes pensimistas (mentirasss!) [Hay gente a la que nunca le florecen las sonrisas, qué triste].
Debo confesar que en cuatro meses, hay días en los que la pasta me cansa (se soluciona evitándola dos semanas, y retomándola, cual droga, dos después), el italiano me apetece y no extraño a nadie en este mundo.
El resto de días todo va al revés: me apetece hablar alemán, vivir en latinoamérica y comer codigo gallego todos los días. 
Es complicado ser una fluctuación personificada y al mismo tiempo encontrarme tan a gusto en mí misma. (Sonrío orgullosa).


Qué carajo es el enamoramiento?

Casi 30 años en esta cosa redonda que gira y gira, haciéndome más vieja, conociéndome más, coleccionando personas, nombres y apellidos con ...