jueves, 26 de noviembre de 2009

Liviana, deseo ser liviana.

Sentada frente a su mesita, sin más fuerzas que las que le proporcionaba una taza de mate cocido tibio sin endulzar. La puerta ventana  de su habitación, que tenía salida hacia el balcón, estaba entreabierta y la brisa fresca de un inesperado cambio de aire en la ciudad le transpasaba el cuerpo. Ella quería dejarse llevar.
- ¿En que estás pensando?- le preguntó
En silencio, como esperando que se le aparezca alguna otra idea en la cabeza que contradijera aquello que en ese momento era lo real; miró el cielo negro tapado de nubes que se corrían las unas a las otras dando lugar a la aparición de algún rinconcito de sol tiñiendo tanta oscuridad. Entonces, concentrandose en responder aquella pregunta, separó sus labios y dijo:
- En mucho y en nada a la vez, siento mi alma aquí y allí y a la vez en ningún lado, en ninguno en especial.
  Este viento fuerte... Siento ganas de que me lleve con el, sentirme liviana como una hoja amarilla en primavera, volando por la ciudad sin rumbo, sin destino, sin pena.. Que me lleve.

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