sábado, 14 de noviembre de 2009

Ducha para la ciudad.



Gotitas que saltan al vacío buscando rebotar en algún paraguas colorido.
Piernas compitiendo entre ellas a ver quien llega más lejos en cada paso, (sin sentido.. no entienden que adelante también está mojado). Los vivos colores presumidos de cada paragua salen a mostrarse, porque hace rato no se hacían ver por las angostas callejuelas de la gran ciudad.
Las bolsas en los zapatos, los charquitos burlones, los techitos protectores..
La re-vividora sensación de cada gota deshaciéndose en mi ropa, en mi mochila, en mi cuerpo. Mi pelo se libera y grita las ganas de no cumplir la armoniosa disciplina de mis hebillas.
Mi sonrisa!
Nunca me gustó el olor a recién-mojado;empezó-a-llover.. Nunca.
Pero con el tiempo uno se acostumbra y después... y después terminas necesitando ese momento.
Sagrado. El bondi con gotitas en el vidrio es sa-gra-do.
Y así te levantás y tocás el timbre que te tiene que tirar en la estación que tenés que bajar..
Cuando menos lo esperás, más te humedecés. Corrés y mientras que lo hacés pisas todos los charquitos que te estaban esperando desde hacía horas. Llegás empapada, inundada digamos.. Pero llegás.
Desatás un cordón, sacás una media sin escurrir, despegás la remera de tu cuerpo, arrancás el pantalón de su lugar y te disponés a darle un nuevo rumbo a ese frío que te invadío un rato atrás.
Es inevitable abrir la cortina mientras te peinás y mirar como ahora le toca a otro mojarse tal y como te tocó a vos unas horas antes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Qué carajo es el enamoramiento?

Casi 30 años en esta cosa redonda que gira y gira, haciéndome más vieja, conociéndome más, coleccionando personas, nombres y apellidos con ...