martes, 29 de diciembre de 2009

Día feliz.

El tintineo de sus pestañas le avisaban que estaba feliz.
El ruidito a las sonrisas y el olor a compañía reinaba su mundo, su círculo, su lugar.
No habia más que un acontecimiento para celebrar, ganas de estar y gente.
No se precisaba nada más, de todas maneras.
Ella no sabía si sentarse, o ir. Si observar o hablar. Si pensar en quien estaba o en quien no estaba.
Desde la noche anterior había empezado a sentir esas cosquillas en todo rincón, (no como las de antes. Como las de siempre. Como las que se sienten cuando...; No, no.. ese estilo de cosquillas no.), le dolían los ojos de tantas cosquillas, le fallaban los sentidos de tantas palabras, no entendía muy bien lo que veia.
La hizo sentir bien. Nunca entendimos si aquello había sido causa de un estado de sincerisidio; si lo había hecho para que ella, en su día, se sintiera feliz... o.. Tal vez aquello ahys tenído unas pizcas de corazón interno. [Lamentablemente, no lograremos saberlo jamás.]
Había empezado a ser ella en ese día, desde el día anterior. Esas cosas no ocurren diáriamente..
Disfrutó, y agradeció con gusto. Ordenó con gusto. Limpió con gusto. Se cansó con gusto. Ese día gustó todo. saboreo todo. Fue así, como suele ser.

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