Hoy, no puedo esperar. Ven, pequeño desastre animal.
Y te digo por la calles del casco antiguo, como hipnotizada por tu mirada. El brillo caramelo de tus ojos y el olor dulce que desprende tu piel.
Te toco sin que me dejes, te devuelvo el fuego de mi cuerpo en una sola mirada.
Seguís sin verme.
Absolutamente transparente, inaprehensible.
¿Quien dijo que la respuesta fuera "no"?
No doy por perdida esta batalla, corazón.
Pondré la espada, si hace falta, pero espero antes, volverme de color.
Mis pestañas te buscan, fosforescentes en la madrugada.
Donde dejaste las manos que no me acarician esta noche?
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