sábado, 24 de diciembre de 2011

Él se enoja porque considera que me meto en jardines en donde no están mis flores. Y lo deja caer de mala manera.
A mi el comentario me arranca la rabia y me importa muy poco si sigues del otro lado, que yo ya no estoy más aquí.
Supone que doy por supuestas muchas cosas. No soporta que le digan lo que tiene que hacer.

Quizás yo esté acostumbrada a que me manden a hacer. A que me señalen el camino y la manera de caminar.
Quizás no piense al aceptar, o quizás realmente la propuesta del camino y de los pasos me entusiasma. Nunca pude descifrar eso en realidad, si es que soy esclava del dictamen, o entusiasta motivada de la idea ajena.
No quiero tampoco, ponerme a esta altura a pensar.
No quiero quizás, saber la verdad.
Entonces reconozco que estamos constantemente en una lucha de discusiones y diferentes puntos de vistas. Que la bronca me desconecta y que él tiene el ego muy grande, el orgullo lo envuelve en una burbuja aun mayor.
Entonces, al final de cada pequeña ruptura, sale uno a pedir perdón.
"perdona si te dije las cosas mal"
y el otro no hace más que aceptar la disculpa y pensar, "nada", "no es nada, ni lo será. No será ni la última, ni la primera".
Y me deja pensando cada vez que arranca una pataleta de su estilo, porque las mías son distintas, y al final termino reflexionando.
Somos tan distintos, y creo que aprendemos mucho igual, el uno del otro.

Sobre todo fue eso.. esta vez fue eso..
No da brazo a torcer, escucha, pero si algo no le parece aplicable a su jardín, lo niega, discute, argumenta y no da brazo a torcer. A el no le digan como debe actuar, pensar, decir. Bien rebelde tiene el carácter, y así de político se encamina.
Él no es fácil ni aquí ni en Amsterdam..
No fue nunca fácil.
¿Quien dijo que fuera fácil?
"Calla y déjame en paz"
"bah.."

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