viernes, 1 de enero de 2010

Participio de 2009


Parece tanto y sólo fue un año.
Parecen tantas arrugas en la cara, tantas marcas en el curpo, tanto exceso, tanta carga, tanto, tanto, tanto todo...
Parece que fuera parte de un tiempo único (que lo fue) e irrecuperable.
No creo que no pueda volver, no creo en lo imposible, en lo eternamente pasado, pisado, dejado atrás.
Si bien sólo una palabra haría volver todas aquellas sonrisas, aquel sol, aquel verano eterno..
Sólo el esfuerzo haría sobrevivir, y retornar el tiempo de gloria, de placer, de reina infinita.
Pero quizás habría que empezar a aceptar que cada etapa tiene sus pro y sus contras.
Que el subir peldaños, también implica dejar algunos atrás. Forma parte de las reglas del juego.
Es la relación de costos de oportunidad de la vida, abandonar una cierta cantidad de "A" para adquirir una unidad adicional de "B".
Perder "A".. tener "B".
y con ello las marcas.

Yo no me quedo con mi traje de ahora.
Me quedo con el esfuerzo que implicará el 2010 para lograr recuperar "A", habiendo logrado "B".
Si, sería algo así como cambiar la teoría de algún economista.. Pero me propongo lograrlo.
En resumidas cuentas, valió la pena tanto.
Valieron los viajes apurados de viernes por la noche, las madrugadas del viernes, los fines de semana desconectados y los retornos de domingos por la noche.
Sirvieron de algo las milésimas de miligramos de sodio contenidas en cada lágrimas.
Las cuatro paredes encuadernadas en libros, en historias.. Sirvió [y de mucho] probar.
Sirvió el placer.
Silvió el deseo, la pasión, la decepción. Saber que más allá de todo, se sigue jugando el mismo papel que antes de que todo el juego empiece.
Los colectivos de ciudad, las bocinas taladradoras, las decisiones enloquecedoras que perturbaron mi sueño durante el año...
Todo para saber que hoy, que mañana, que desde ya y hasta dentro de un raaaato, me siento feliz.

Si tuviera que agradecer a todos los duendecillos que formaron parte de mi año, de mis facetas cóncavas y convexas no tendría sentido, ya que lo lindo de saber que tenés a alguien importante a tu lado es el no tener que mantener una hoja en blanco, una hoja perfectamente intacta y simulada entre ambos.
Las hojas están para escribirse, para borrar y volver a comenzar, para arrugarse, y que queden las marcas, porque éso es lo que la hace valiosa, el saber que aun así, arrugada, gastada, usada, vieja, y escrita, el valor que contiene en su interior se mide en base a las letras [contenido] que yacen impregnadas en tinta sobre ellas, imborrables, aunque puedan ser modificadas o correguidas.
El corrector tapa la tinta, no la elimina.
El borrador borra el lápiz, no la presión que se ejerció sobre aquella hoja.



Que el 2010 sea mejor que éste.
Por tus objetivos, por los mios, por los de él, por los de ella...

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