Las mariposas, como los pájaros, pueden enloquecer cuando se ven cautivos entre cuatro márgenes de espacio. Cuando deben permanecer dentro de un perímetro perfectamente delimitado, con ciertos objetos y factores dados, sin posibilidad de alteración, a corto plazo, en las condiciones dadas. Sin embargo, ante una inagotable libertad, bajo un terrible, despejado, cielo celeste y sobre un inmenso océano azul pueden enloquecer de pánico. La inmensidad de alternativas (tantas como la vida misma sea capaz de proveer) que se destapan…
Tantos posibles vientos del norte y oeste, del sur y oeste. Las tormentas, los truenos, relampagos, tornados. El propio agotamiento de volar sin saber bien a dónde, ni a qué precio. El miedo a ser capturado en medio vuelo. El miedo a morir a causa de tanta libertad.
Está el mundo hecho para aceptar tanta libertad en una sola mariposa, en un solo par de alas?
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