sábado, 28 de enero de 2012

-Dejálo al cara de nabo y venite conmigo- me dijo con su arraigado acento porteño.
Atiné a reírme, sin más.
Me reí de su descripción, me reí de él, de mí.
Me reí del tiempo, que no para de hacerme llegar barcos fuera de hora.
Pensé también en escribírselo, pero me pareció menos violento enviarle el link de la canción de Arjona, que tiene como tiempo la palabra "tarde" y que describe de una manera similar el gracioso acontecimiento del paso del tiempo sin acción. Del paso de las decisiones que no se tomaron. De las oportunidades que se perdieron. De los miedos que quizás tuvo.
-Yo siempre te voy a querer a vos- me salió de algún rincón de mis adentros.
Sé que para él no es suficiente, pero es todo lo que ahora, yo, puedo darle.

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